COMPRENDIENDO A DIOS
Por el M:.R:.H:. León Zeldis Mandel
En 1998 mi corazón se infectó con estreptococos y
en consecuencia sufrí una apoplejía. Estuve varios
días en coma, entre la vida y la muerte. Los
doctores le dieron a mi esposa su opinión sobre
mis posibilidades: un tercio, pasar a mejor vida.
Otro tercio, quedar como vegetal, y un tercio
recuperarse, pero sin saber en qué medida.
Felizmente me recuperé, con algunos problemas
del habla en un comienzo. Poco a poco volví a la
normalidad. Luego, pocos días después y antes de
estar totalmente recuperado, tuve que pasar
cirugía de emergencia a corazón abierto para
reemplazar la válvula mitral; el cirujano
gentilmente aprovechó la oportunidad de hacerme
cinco bypasses.
Las experiencias que tuve en ese período de mi
vida me hicieron ver el mundo de otro modo. Me
hice más tolerante, menos impaciente con otros y
conmigo mismo, más filosófico.
Después de algunos años, llegué al
convencimiento de que las lecciones aprendidas de mi enfermedad podrían ser de algún valor para
otros.
Esta es la razón por la cual me senté a escribir
estas páginas. Espero que te hayan invitado a
pensar, a enfocar tu vida desde otra perspectiva.
Si mis reflexiones te han ayudado de alguna
manera, esa es mi recompensa. Gracias por
haberme leído, y permíteme expresar mi
esperanza de que encuentres la paz espiritual no
importa cuáles sorpresas te depare la vida.
Vive cada minuto de tu vida ahora. No importa qué
forma de existencia tendrás después de
abandonar este mundo, no será una continuación
de esta vida, así que aprovecha, disfruta de cada
momento mientras estás todavía aquí.
Recuerda: tu vida comienza ¡AHORA!
Dedico este libro a mis nietos:
Alón, Aviv, Dorina, Harel, Ori
Rotem, Shay, Stav, Veronique, Ziv
Esperando que lo lean cuando lleguen a mi edad.
Si no antes.
1
Las injusticias del mundo
¿Cuántas veces no has pensado en qué injusto es el mundo? Día
tras día uno contempla las noticias en la TV o lee el diario y
verifica que la gente mala vive largos años, disfruta del poder y la
riqueza, causan miseria y sufrimiento a muchos otros sin que les
pase nada. En cambio, gente buena sufre, llora y muere joven.
En términos personales, tú puedes haber sufrido una tragedia, un
niño enfermo, o un problema de tu propia salud, o puedes haber perdido tu trabajo, o te pueden acusar de algo que no hiciste,
pero sin posibilidad de defenderte.
Todo esto no te pasa solamente a ti, que estás leyendo estas
líneas, sino a todo el mundo. Todo el tiempo.
Y entonces la pregunta surge en tu mente. ¿Por qué? ¿Por qué a
mí? ¿Por qué suceden estas cosas en un mundo creado por un
Dios sabio y misericordioso? ¿Por qué un Dios todopoderoso
permite que sucedan tantas injusticias?
Entonces la duda corroe el corazón. Quizás Dios no es tan
bondadoso, después de todo, o quizás no es todopoderoso, como
sostiene tu religión.
Y en días de negra melancolía, puedes llegar a dudar de la
existencia de Dios.
Yo también experimenté sufrimiento personal, y luché con las
mismas interrogantes, buscando respuesta. Leí muchos libros,
consulté los filósofos de oriente y occidente, tratando de entender.
Este librito es una respuesta parcial. No pretendo tener todas las
respuestas, ni una respuesta que satisfaga a todos. Sin embargo,
espero que estas reflexiones y mis respuestas, por parciales que
sean, puedan serte de ayuda.
Espero poder darles un poco de paz espiritual a algunos de mis
lectores. Si logro dar alguna ayuda a uno sólo de mis lectores, ya
estará justificada mi labor. Los eruditos hebreos decían que quien
salva una vida, es como si hubiera salvado todo el mundo.
Guardando las proporciones, esa es la creencia que alienta en mi
corazón y me impulsó a escribir esta obrita.
2
El argumento contra Dios
Las religiones monoteístas han
fracasado. Probablemente
pretendían demasiado.
Prometían demasiado.
Sus contradicciones son tan
evidentes que llegó un momento
en que el hombre, liberado de la
ignorancia y de fantasías románticas, consiguió dejar de hacer la
vista gorda ante las paradojas de lo escrito frente a la vida real. El
Dios de las religiones institucionales, esa figura omnipotente,
omnisciente y todopoderosa, amante de sus creyentes y
compasivo, murió en los hornos crematorios de Auschwitz,
languidece donde los niños mueren diariamente de hambre, y cae
abatido por las balas del asesino, la picana eléctrica del
torturador, la hipodérmica del drogadicto y el explosivo del
terrorista.
Si Dios es bueno y justo, si El constituye la cumbre y el epítome
de todo lo que es bueno y positivo en la creación, ¿cómo
reconciliar esto con la existencia del mal, la miseria, el crimen y la
enfermedad? Alegar que Dios actúa según criterios que escapan
la razón del hombre, y que lo que llamamos mal en realidad no lo
es, o que el dolor está destinado a salvarnos de un mal mayor, es
evadir la pregunta. Aunque supusiéramos que desde un cierto
punto de vista el bien y el mal fueran indistinguibles, el hecho
sigue vigente que nosotros, en nuestro plano humano, seguimos
experimentando el bien y el mal, el placer y el dolor en nuestra
carne, nuestra mente; no es Dios quien lo experimenta, y por lo
tanto, si Dios es bueno, ¿no debiera librar sus criaturas de tales
dolorosas y degradantes experiencias?
Algunas personas, llamémoslas "los Escépticos", llegan a la
conclusión de que o Dios es bueno, y en ese caso tenemos que reconocer que no es todopoderoso, o bien que Dios es indiferente
– de nuestro punto de vista – y en ese caso no podemos
pretender que eventualmente el mundo vaya a llegar a ser justo y
bueno, porque esas son categorías que no le atañen a la
divinidad. Y si el mundo llegara algún día a alcanzar una etapa de
justicia y bienestar, dicen los Escépticos, será sólo como
resultado de los esfuerzos del hombre, y no por la intervención
divina, pues la divinidad no funciona de acuerdo con estas
categorías.
Desde ese punto de vista, entonces, para todos los fines
prácticos, Dios no existe, y si existe, no lo es en el plano funcional
que nos concierne. Es como si habitara otro planeta, otra galaxia,
y no nos afecta.
3
El argumento por Dios
Sin embargo, a pesar de todo lo escrito en la sección anterior, no
podemos ignorar la experiencia del bien, tanto humano como
ultra-humano. Intencionalmente me abstengo de usar el término
divino, pero es una experiencia general que el bien es expansivo,
aumenta, multiplica, mientras que el mal disminuye, contrae,
deforma la humanidad de una persona. Esta es la reacción diaria
a las circunstancias de la vida, y no es necesario apelar a ninguna
fuerza sobrehumana para sentirla. Si el hombre es capaz de sentir amor, el afecto verdadero,
profundo que siente hacia su cónyuge, hacia sus hijos, ¿no es
acaso razonable pensar que el creador del universo, el que
estableció "las reglas del juego" (las leyes de la naturaleza) del
mundo, las que condujeron al desarrollo de la especie humana, y
que permiten al hombre sentir ese amor, también entiende, si no
comparte, tales sentimientos? Este es el meollo del problema,
pues si negamos la existencia de Dios, la experiencia diaria del
aspecto positivo del bien constituiría un juego sin sentido. Quizás
desde el punto de vista egoísta del individuo pudiera tener algún
significado, pero del punto de vista colectivo, de la humanidad en
su totalidad, la vida, el mundo, el universo, todo sería como
escribió el poeta "una comedia escrita por un loco, sin significado
alguno".
El error, a mi entender, está en verbalizar, en esconder las ideas
debajo del velo de la terminología. ¿Qué queremos decir cuando
decimos Dios? ¿Es que estamos escondiéndonos detrás del uso
de una palabra, un sonido, para ahorrarnos de ahondar en su
significado? Olvidemos por un momento el homomorfismo
heredado de las ilustraciones cristianas, el anciano pintado por
Miguel Ángel inyectando la chispa divina en Adán sólo tocándolo
con un dedo. Por supuesto, estas imágenes de Dios son
indefensibles. Pero pongámonos lejos de las figuras retóricas
banales que desfiguran las ideas dándoles un significado
aparente, aunque no lo tengan. Si Dios no es humano, y no es
una "Fuerza de la Naturaleza", y no tiene cualidades, aunque
sean positivas, ni es la negación de otras cualidades, por
negativas que sean, ¿qué nos queda? ¿La idea de Platón, del
"primer motor" que mueve y él mismo permanece inmóvil?
En otros términos, me parece que nos queda el "modo" del
universo, el "estilo" de la creación. No sólo en tales detalles como
el azul del cielo (si el cielo fuera rojo, ¿no nos produciría la misma
impresión, y no se escribirían sonetos sobre el rubor nacarino del
cielo?) o la música que nos emociona hasta las lágrimas, pero la
construcción del mundo, sus cualidades, su funcionamiento, y la capacidad del hombre de apreciar este mecanismo, reflexionar
sobre él, y echar una mirada, fugaz como sea, a la realidad que
proyecta sus sombras sobre el muro de nuestra caverna mental.
4
Otra reflexión sobre la realidad del mal
El punto que hay que tener presente es que el mal es necesario.
Para entender la necesidad del mal debemos considerar la
dicotomía de libre albedrío contra determinismo. En un mundo
determinista todo está predeterminado. Del momento en que nace
el hombre, su vida ya está establecida. Más tarde me ocuparé de
esta creencia en más detalle, cuando hable de la astrología.
Pero en un mundo así no puede haber ni bien ni mal, ni virtudes
ni vicios, porque si todo está predeterminado en mi vida, yo no
puedo actuar de otra manera, así que no soy culpable si actúo
mal, ni tengo mérito alguno por actuar bien. El hombre se
convierte en una especie de robot, un pequeño engranaje en el
inmenso mecanismo del universo, obligado a actuar según las
instrucciones de las fuerzas que actúan sobre él, llamémoslas
destino o lo que sea.
Sin embargo, ¿es razonable pensar que Dios crearía el universo
como un juguete mecánico, dándole cuerda y echándolo a andar?
¿Estaría esto de acuerdo con la idea de poner orden en el caos?
¿Qué diferencia habría, si el orden no tiene ningún significado lo
mismo que el caos?
El desarrollo significa cambio. Para desarrollarnos
espiritualmente, debemos ser capaces de cambiar y eso implica
el libre albedrío, la capacidad de decidir por sí mismo, lo opuesto
del determinismo.
Pero si podemos decidir, quiere decir que tenemos varias
alternativas entre las cuales elegir. En otras palabras, hay que
elegir entre algunas opciones buenas y otras malas. El mundo
perfecto puede ser imaginado solamente si postulamos que existe
su opuesto, el mundo dominado por el mal. La existencia del mal
es indispensable para que podamos concebir la existencia del
bien, de otro modo el bien no tendría sentido.
Esto nos impone una enorme responsabilidad: elegir el sendero
correcto, actuar en forma que nos aproximemos a Dios.
Solamente teniendo libre albedrío podemos tener alternativas,
podemos elegir un camino u otro, hacer esto o aquello, creer o no
creer. Este último punto tiene consecuencias de gran significado,
porque si alguien dice que no cree en Dios, está de hecho
reconociendo la existencia del libre albedrío, y eso convalida mi
argumento por la necesidad del mal.
5
Tratar de describir a Dios Algunos pensadores opinan que una persona racional, cuya
visión del mundo está basada en hechos científicos, no puede
aceptar la existencia de un ser superior, omnipotente,
omnisapiente, conocido con el nombre de Dios.
Primeramente, la naturaleza de Dios no puede ser descrita ni
imaginada por la mente humana. Para dar un ejemplo, no somos
capaces de concebir el infinito. Piensa un momento en el espacio
que se extiende, se extiende y se sigue extendiendo, ¿hasta
donde? ¿Qué hay más allá, donde termina? Lo mismo sucede
con el tiempo. ¿Podemos acaso concebir el fin del pasado, o el
límite del futuro? Dios no está limitado por estos conceptos, está
más allá de toda definición (de-finir es poner un fin, delimitar) y
por lo tanto no le podemos asignar propiedades o cualidades que
conocemos en nuestro mundo material, cualidades como
sabiduría, fuerza, compasión, justicia, etc.
El nombre mismo, Dios, es simplemente una metáfora para
designar algo que es fundamentalmente incomprensible. En la
Biblia está escrito que cuando Moisés habla con Dios y le
pregunta su nombre, la respuesta que recibe es "Soy lo que soy"
(en hebreo: Ehyié asher ehyié). Es decir, Dios es como es y no
tiene nombre, no tiene definición. Los judíos al rezar se refieren a
Dios como "Hashem", el Nombre, es decir, el nombre que no
conocemos.
Darle nombre a algo o alguien es ponerlo dentro de ciertos
límites: Esto es un libro y ninguna otra cosa. Y si es un libro,
posee todas las características de los libros. Los pueblos
primitivos creían que el nombre de la persona está ligado a su
alma. Conocer su nombre es adquirir cierto poder sobre su alma,
así que esconden sus nombres, o usan un seudónimo, un nombre
ficticio para no revelar su verdadero nombre. Algunas tribus
ejecutan ceremonias de iniciación, en las que el neófito recibe un
nuevo nombre, que debe ser usado de forma discreta.Es presuntuoso tratar de aherrojar a la divinidad asignándole
cualidades, ya sean positivas o negativas. Todos tales intentos de
humanizar a Dios están condenados al fracaso, la contradicción y
la irracionalidad. En un capítulo anterior nos hacíamos la
pregunta, de ¿cómo un Dios justo, todopoderoso y misericordioso
puede permitir todos los horribles hechos que presenciamos cada
día, los crímenes, tragedias, la maldad y la locura fratricida
triunfantes?
Todo esto resulta de asignarle características humanas a
Dios, cuando debiéramos darnos cuenta que Dios actúa en un
plano que no podemos comprender, que no tiene nada que ver
con nuestras ideas de justicia, misericordia, etc.
¿Es esta revelación causa de desesperación? ¿Hay que
levantar las manos y decidir que, si no podemos entender la
lógica del mundo, actuemos únicamente en nuestro propio
beneficio sin importarnos los resultados? ¡Ciertamente no!
Veamos algunas ideas que exploraremos en más detalle
posteriormente. El hecho que el mundo tiene orden y no caos
demuestra un propósito, un último destino. El hecho que la
evolución ha resultado en el origen de la especie humana, que
hemos desarrollado el lenguaje, y que tenemos capacidad de
pensar acerca de Dios, de sentir el amor de Dios y nuestro amor
por Dios, todos estos hechos nos hacen confiar que no somos
juguetes del destino ciego. Todo lo que sucede tiene un propósito,
aunque no lo podamos descubrir en el momento. Quizás nunca
podremos llegar a él, pero el
objetivo ciertamente existe.
No tenemos que estar en la
cumbre de una montaña para saber
que desde allí podemos ver lejos en
un día claro. La montaña está allí,
así como el horizonte, a pesar que
no lleguemos jamás a pisar la cima. 6
El sentido de Dios
¿Cómo se le explica a un ciego de nacimiento la diferencia entre
un color y otro? Más importante aún, ¿cómo explicar la sensación
que uno experimenta al ver una obra maestra, o un hermoso
paisaje, el mar en día de tormenta, un paisaje nevado en
invierno? Igualmente, es imposible describir la belleza de una
cantata de Bach, o una sinfonía de Beethoven a un sordo, o
expresar en palabras lo que siente un niño al escuchar la canción
de cuna de su madre.
Para apreciar el arte o la naturaleza, se precisa el sentido de la
vista. Para entender la belleza de la música hay que ser capaz de
escucharla con el sentido del oído.
¿Cuál sentido tenemos que nos permita sentir a Dios?
Si todas las cosas que mencioné recién son imposibles de
describir, ¿cuánto más imposible será expresar la naturaleza, las
cualidades o las intenciones de Dios? No tenemos el lenguaje
capaz de expresar lo inefable. No tenemos ese sentido que nos
abra el camino para comprender lo divino.
Es por eso que los místicos tienen dificultad en relatar sus
experiencias, se ven obligados a emplear toda clase de
metáforas, parábolas, alusiones para transmitir sus vivencias. Hablan de la luz, el infinito (el eyn sof de los cabalistas), o le
atribuyen cualidades humanas a Dios, tales como compasión, ira,
misericordia, cualidades que podemos comprender, poder,
conocimiento, tiempo, y decimos que Dios es eterno, cuando en
realidad Dios está fuera del tiempo, y el tiempo es irrelevante con
respecto a Dios. El espacio es irrelevante concerniente a Dios.
Cada una de las cualidades físicas o morales que podamos
concebir no tienen realidad en la esfera en la que Dios existe.
Los Cabalistas adoptaron la metáfora de las diez Sefirot, las
emanaciones o aspectos o herramientas de Dios. Para que el
universo exista, los ilimitado tiene que transformarse en limitado,
contraerse, por lo menos parcialmente, lo intemporal se torna en
sujeto al tiempo, y todas las cualidades que la mente humana es
capaz de concebir pueden ser creadas, separadas de la vastedad
del infinito.
Viviendo dentro de los límites de espacio-tiempo, nuestra mente
es incapaz de alcanzar más allá de esta realidad, así como los
esclavos en la caverna descrita por Platón no podían ver el
mundo real, sólo sombras proyectadas en el muro. Sin embargo,
por la existencia de dichas sombras, los esclavos podían llegar a
la conclusión de la existencia de algo más. Esta misma
conclusión podemos deducir de nuestro universo de espaciotiempo, y concluir que tiene que existir algo distinto, más allá de
nuestras tres dimensiones, mucho más vasto, inimaginable,
intemporal.
7
El receptor
Algunos preguntan, ¿cómo es posible creer
en un Dios invisible, sin sustancia, sin rostro ni
imagen, cuyos actos o falta de acción son
incomprensibles para la mente humana? ¿Cómo
podemos llegar a conocer mejor a Dios?
Estás sentado en una habitación leyendo estas líneas. Mira
alrededor. ¿Qué ves? Todos los objetos materiales que te rodean,
muebles, cuadros, libros, y tal vez un florero, alguna foto. Ves
todo eso, pero ¿te has parado a pensar cómo lo ves? Hay algo
que te permite ver todas estas cosas y sin embargo, ese algo no
se puede ver.
Es la luz.
Sin luz, entrando por la ventana, o saliendo de una lámpara, no
podrías ver nada, pero la luz misma es invisible. Sólo puedes ver
sus resultados, cuando choca contra un cuerpo, ya sea la página
del libro o una mota de polvo en el aire.
El aire que nos rodea esta lleno de actividad, Por supuesto, ya
sabes que está compuesto de oxígeno y nitrógeno y algunas
pequeñas cantidades de otros elementos, y si hueles algo es
porque el aire lleva ciertas partículas de materia a tu olfato.
Pero hay mucho más. Enciende la radio. El sonido que sale del
aparato no llegó directamente de su origen. Las ondas sonoras
originales fueron transformadas en vibración mecánica, y
entonces en impulsos eléctricos, y luego ondas electrónicas, y
éstas pasan un proceso similar pero inverso hasta que las ondas
sonoras emitidas por los altoparlantes llegan a tus oídos.
El punto a que quiero llegar es que el aire, que parece estar
vacío, en realidad está lleno de ondas de radio, señales de
televisión, conversaciones de teléfonos celulares, radiación
magnética, incluso ondas y neutrinos que llegan del espacio
sideral,
Tantas formas de energía llenan la atmósfera, y sin embargo no
estás consciente de ellas si no cuentas con el receptor apropiado,
la radio, el televisor, el teléfono celular o el magnetómetro.
Pero, ¿qué receptor tenemos para estar conscientes de Dios? No nuestros ojos, ni nuestra lengua, nariz, oídos, piel. Igual como
todos estos sentidos son inútiles para sintonizar una radio, no nos
sirven para sintonizar a Dios.
¿Cómo entonces sintonizamos a Dios? La respuesta está en la
siguiente parte.
8
Sintonizando a Dios
Sabemos, sin que sea necesaria prueba alguna, que herir a otra
persona es malo, y si se hace intencionalmente, es nefasto. Este
es el sentido ético; tenemos ese sentido que nos permite
distinguir entre lo que es correcto y lo que no lo es.
¿No tenemos un sentido de la belleza, que nos permite apreciar
un paisaje, un cuadro, el suave murmullo de una cascada, la
esbelta figura de una mujer, el perfume de las flores?
¿Acaso la música es solamente lo que escuchan nuestros oídos,
o bien tenemos el sentido interno que nos permite distinguir entre
ruido y música?
En realidad, tenemos en nuestra espíritu muchos más sentidos. El
sentido de confianza, el de peligro, un sentido de libertad y otro
de felicidad, un sentido del humor, y así decenas de sentidos
más. Si nos sentimos bien, contentos, llenos de energía, el
mundo se ve distinto que cuando estamos preocupados, cuando
sentimos pena o angustia. Si reflexionamos un momento, veremos que el mundo es
maravilloso, que está lleno de hermosura, de música, de
posibilidades de hacer el bien, de crear, de disfrutar, de reír y
también de llorar, a veces se llora de felicidad.
Y tenemos el sentido del asombro, del misterio ante lo
inconmensurable, ante una noche estrellada lejos de las luces de
la ciudad.
No estoy ciego al otro lado, al lado oscuro de la vida, la miseria, el
hambre, la enfermedad y la muerte.
No hay luz sin sombra, pero nuestra decisión debe ser no vivir en
la sombra, sino en la luz. Vivir en la luz y esparcir la luz por
doquier, borrar las sombras.
Y sintiendo el amor creciendo en nuestro corazón, estamos
sintonizando a Dios.
9
Luz y sombra
Luz y sombra no son términos
opuestos. Si extinguimos la luz, hay
sombra, pero ¿qué sucede si
extinguimos la sombra? Nada, porque
la sombra no existe. Imaginemos un
cuarto cerrado iluminado con una sola
vela en el centro. Ahora imaginemos
que las paredes se alejan, el cuarto se
agranda. ¿Disminuye la luz? No, la extensión de la oscuridad no
disminuye la luz. La oscuridad no existe, es solamente ausencia
de luz.
Ocurre igual con el bien y el mal. El mal es la ausencia del bien.
Aumentando el bien, hacemos desaparecer el mal. Para despistar el radar del enemigo, los aviones de guerra usan
varios medios, entre otros lanzar tiras de metal llamadas chaff.
Estas interfieren con los reflejos del avión y el operador del radar
no lo puede ver claramente.
Algo parecido sucede con el mal, ya que interfiere con nuestro
sentido de Dios. La oscuridad moral es la culpable, y la solución
es encender la luz, la luz del amor.
En algunos tratados alquímicos, las tres virtudes principales
(llamadas teologales por los teólogos cristianos) son Fe,
Esperanza y Amor. No Caridad, sino Amor. Gracias al amor y la
fe tenemos la esperanza.
Tal como encendiendo una pequeña luz, una vela, dispersa la
oscuridad de un gran espacio, un pensamiento positivo expulsará
a cien negativos.
Un acto de amor levantará el velo, y podremos ganar una visión
de lo inefable.
10
El amor
El amor tiene muchos significados.
El amor de madre, el amor hacia la
pareja que comparte nuestras
alegrías y nuestras penas, el amor a
los hijos, y del hijo a su padre, pero
más allá de la familia, existe el amor
a la literatura, a la música, a la
naturaleza. Se puede sentir amor a
una flor como a un pueblo, a la
patria. El amor ese la sensación de querer asir, apretar junto al pecho,
proteger, apoyar. El anhelo de la presencia, de estar juntos, o de
volver al hogar abandonado, al barrio donde pasé los años de la
infancia.
¿Cómo he de quererte? Déjame contar las formas, escribió la
poetisa. El amor tiene tantas formas como los amantes. Los
poetas, que tienen la sensibilidad a flor de piel, han escrito
innumerables loas al amor, sus tesoros y sus miserias.
El amor traicionado. No hay dolor más profundo que el despecho.
El amor no tiene límites; no sólo eso, a medida que se extiende,
el amor se multiplica, se refuerza.
Y está el amor a Dios. El agradecimiento por tener esta vida que
nos permite amar, gozar, disfrutar. La esperanza de llegar a
comprender un poco mejor por qué estamos aquí, por qué fue
creado este universo, por qué existe el tiempo, y por qué la vida
debe concluir con la muerte.
Dejemos que nuestros pensamientos tengan como fundamento el
amor. El judío religioso agradece a Dios cada vez que se
despierta, cada vez que atraviesa una puerta, cada vez que come
algo. Todo el día agradece a Dios y se siente seguro bajo su
protección.
Nosotros, sin importar en qué religión creemos, o en ninguna,
tenemos sin embargo la certeza de que el amor nos acerca a esa
realidad invisible, impalpable pero tan inevitable como que el día
sigue a la noche, y del frío invernal se pasa al calor del estío.
El amor despeja las tinieblas de la vida. 11
Comprendiendo a Dios
Alguien preguntó si Dios, siendo todopoderoso, podría crear
una criatura más inteligente que El.
Hacer una pregunta así es hacer un juego
de palabras, aprovechando la pobreza del
lenguaje. Es como la vieja paradoja, de qué
pasa si una fuerza incontenible encuentra
una piedra inamovible.
Respecto a la pregunta del comienzo, el
problema en realidad nace de pensar de
Dios en términos humanos, no en sus
términos. Es pensar de Dios como en los
rezos de Yom Kippur, Dios el alfarero, el
orfebre, el artífice moldeando sus criaturas
de una u otra forma. Pero esto es pensar en
Dios como en un ser humano, con mucha
más fuerza, mucha más inteligencia, pero
humano al fin. Dios no es humano, existe en un plano fuera del
tiempo y el espacio, donde conceptos como fuerza, inteligencia,
etc. no tienen significado. Todos esos conceptos tienen validez
sólo en nuestro plano de espacio-tiempo.
La misma explicación se aplica a preguntas como las que
planteamos antes en este librito, si Dios es bueno, por qué
permite la miseria, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte. ¿Por
qué Dios no interviene y crea un mundo de pura felicidad, donde
la desgracia no existe?
Hay que tener presente que nuestra vida tiene significado, tiene
un fin. No llegamos a este mundo sin un objetivo, como títeres
colgados de los hilos del destino. Vinimos para cumplir una misión, que no conocemos, pero la cual estamos seguros que
existe, porque nada existe sin una razón, un objetivo final.
La Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen, pero el texto
original en hebreo usa la palabra Tsélem que ha sido traducida
como imagen, y esa palabra tiene la misma raíz de la palabra que
significa sombra (Tsel).
Somos la sombra de Dios, un reflejo sin sustancia. Piensa en la
relación entre una persona y su sombra, ¿es que tienen las
mismas cualidades? La relación del hombre con Dios es como la
relación de la sombra con el hombre. Cuando dejemos de atribuir
a Dios las cualidades humanas, comenzaremos a comprender a
Dios.
12
Creación
Mencioné antes que para percibir
algo, tenemos que tener un sentido. Lo
mismo que para percibir las ondas de
radio que nos rodean constantemente se
necesita un receptor capaz de "sentir"
esas ondas y transformarlas en algo que
nuestros sentidos humanos puedan ser
capaces de percibir.
Para ver colores, necesitamos la vista.
Para percibir sonidos, necesitamos el
oído. ¿Cuál es el sentido con que
podemos percibir a Dios?
¿Es que realmente no tenemos ese sentido? ¿Acaso no será el
amor la respuesta?
Dios creó el mundo, el universo, mediante un acto de amor. Igual
como el pintor ama su obra, sus cuadros, y el poeta ama sus
versos, cada creador ama su creación. Dios es el creador
paradigmático. En la tradición masónica Dios es el Gran
Arquitecto del Universo, el Gran Constructor. No sólo los
masones, ya los griegos le llamaron Theo Pantocrator, es decir
Dios el Gran Arquitecto.
A través del amor nos aproximamos a Dios, imitamos a Dios.
Experimentando el amor es como podemos llegar a tener una
idea de la naturaleza de Dios. Pero el amor no es estático, debe
expresarse en acción, en creación.
Ese es otro sentido abierto para nosotros., el sentido de la
creación. Trabajando, física o mentalmente, creando, haciendo
surgir algo de nada, o mejor dicho, poniendo orden en el caos,
imitamos a Dios y así nos aproximamos a una comprensión de su
esencia. El escultor no crea el mármol, le da forma. Miguel Ángel
solía decir que su arte consistía en sacar la piedra superflua,
dejando al descubierto la estatua que estaba dentro del bloque de
mármol.
El orfebre no crea el oro, lo funde, estira, dobla, aplasta y suelda
para crear la joya perfecta. Lo hace con amor, porque ama su
arte. Amando y trabajando, creando, son los caminos para
aproximarse a Dios.
13
Caos y orden
Para comprender como Dios creó el
universo, permíteme emplear una metáfora.
Imagina el universo antes de la creación,
existía el caos, es decir, sin orden, sin
leyes, ni tiempo ni espacio, nada. Ahora, piensa en la partitura de una sinfonía. La página impresa
son solamente series de puntos y rayas sobre cinco líneas. Para
quien no sabe leer música, es una mezcolanza de signos sin
sentido. Piensa en el director de orquesta dando una mirada a la
partitura. En su mente escucha todos los instrumentos, las
armonías, los ritmos, los silencios, la progresión de una melodía,
el retumbar de los tímpanos. Todo esto existe en su cerebro, no
en la hoja de papel.
Ahora piensa en Dios, creando el espacio, creando el tiempo,
como la mítica serpiente Ouroboros que se come la cola,
replegándose y entonces Dios piensa el universo, con sus leyes,
tiempo, espacio, vida, evolución. Todo existe en la mente de Dios.
Y después, por un acto de voluntad, de amor, lo que existía en Su
mente se transforma en nuestra energía-materia, las leyes físicas,
el orden, Ordo ab Chao.
Se crea el universo y posteriormente el hombre.
14
Falsos profetas
No creas en la astrología, es una
falacia basada en un concepto errado del
universo. Los griegos y otros pueblos de la
antigüedad no podían entender por qué el
mundo es como es.
Por qué sucedían los terremotos, las inundaciones y otros
desastres naturales, Por qué un hombre vivía largos años,
sobrevivía varias guerras, y otro moría en la primera batalla. Por
qué una mujer atendía leprosos y no se contagiaba, y otra fallecía
de un simple resfrío que se convirtió en una enfermedad
pulmonar – para la que no tenían nombre. La vida era caótica,
arbitraria, y ellos buscaban una explicación. Los hombres siempre
quieren saber por qué. Y creyeron encontrar la respuesta en las estrellas. En contraste
con lo caótico de la existencia terrestre, las estrellas tenían una
existencia ordenada. Los planetas (la palabra planeta significa
"caminante") se movían siguiendo normas fijas, sus movimientos
estaban determinados, no eran resultado de la casualidad.
Aunque no comprendieran por completo sus reglas, estaba claro
que los planetas eran superiores a la gente, por que tenían una
existencia ordenada y no desaparecían. Vivían eternamente. Los
consideraron dioses.
Así les dieron los nombres de dioses. Mercurio, por ser el planeta
más veloz, tomó el nombre del mensajero de los dioses, con alas
en los pies. Marte, el planeta rojo, tomó el nombre del dios de la
guerra, rojo como la sangre. Venus, la estrella más brillante, fue
llamada por la diosa de la belleza, y Júpiter, más lento que los
demás, aparecía como su jefe, y Saturno, el más lento de todos,
un planeta oscuro y tenebroso, era el gobernador del mundo
subterráneo.
Los antiguos creían que el sol y la luna también eran planetas,
todos girando alrededor de la tierra, trazando un círculo, parte de
una esfera alrededor de nuestro planeta. El sol era el marido y la
luna la mujer. El sol era de oro y la luna de plata. También los
otros planetas estaban asociados a metales, cobre, estaño,
hierro, mercurio, plomo.
Su idea del universo es que actuaba como un gigante
mecanismo, como un reloj, con miles y millones de engrana-
jes conectados unos con otros. Todo, los planetas, la tierra, y todo
lo que encontraba en el aire, bajo el mar y sobre la tierra, todo
formaba parte de este mecanismo.
Así que, pensaban, si una parte del mecanismo se mueve de tal
manera, tiene que tener efecto sobre otra parte, y ésta sobre una tercera y así sucesivamente ya que todo el universo estaba
interconectado. Si los planetas, los dioses, estaban en cierta
relación unos con otros al momento del nacimiento de un niño, la
pequeña parte del mecanismo que el niño representaba tenía que
moverse en coordinación con lo que determinaban los planetasdioses, y después de muchos años, la persona todavía se movía
en coordinación con esos mismos dioses-planetas, como si las
ruedas engranadas en su nacimiento siguieran impulsando los
engranajes alrededor de él toda la vida.
Esta es una visión mecanicista del universo, completamente
determinista. Es decir, no hay lugar para ninguna decisión libre.
Pero eso es errado, los seres vivos tienen sus propios deseos,
fuerza de voluntad que puede sobreponerse al instinto. Los seres
humanos, en particular, pueden razonar, pueden tomar
decisiones, pueden elegir entre alternativas. Tenemos libre
albedrío, no formamos parte de ningún mecanismo ni está
nuestro destino fijado por los dioses griegos ni por los planetas
que los representan.
Nunca creas que eres juguete del destino. Eres una persona libre,
tu vida está en tus manos, no en las estrellas ni en el zodíaco.
Ten confianza y vive feliz en tu libertad.
15
Libertad
Una condición necesaria para la
existencia de la libertad humana, es
decir, la posibilidad de tomar
decisiones independientemente de
cualquier fuerza externa, es rechazar la visión mecanicista del
universo. La libertad, sin embargo, tiene sus límites. No cualquiera puede
poner un letrero en la puerta, colocar Dr. antes de su nombre y
comenzar a tratar pacientes. Tampoco puedes manejar un coche
sin pasar el examen y recibir el permiso de conductor. Así
sucesivamente, podría dar ejemplos sin fin de las limitaciones
legales, sociales y morales que restringen la libertad absoluta.
Donde nuestra libertad puede expresarse al máximo es en un
campo específico: el de la creación. La imaginación es la parte
más libre de la mente. Creando algo, no importa qué, es como
hacemos el máximo uso de nuestra libertad. Ya sea escribiendo,
pintando, tejiendo un chaleco o diseñando un edificio, el acto
creativo es nuestro, personal, único, y lo que creamos es algo
nunca visto anteriormente, algo nuevo en el mundo, en el
universo.
Demuestra tu libertad creando, haciendo algo con tu mente y tus
manos. Acostúmbrate a crear y estarás colaborando al acto
fundamental de creación del Ser Supremo. Si escuchar un
oratorio te hace sentir más cerca de Dios, piensa cuanto más
debe haber sentido quien lo escribió.
Expresa tu libertad creando.
16
El centro del universo
"Te he colocado en el centro del
mundo, para que puedas mirar
libremente a tu alrededor y encontrar
el lugar donde te sientas mejor. No te
he creado celestial o terrestre, ni
inmortal. Según tu voluntad y tu dignidad, deberás primero
formarte y moldearte con tu propia materia. Estás libre, por lo
tanto, de hundirte en la más profunda sima de la naturaleza
animal, o bien, por el contrario, puedes elevarte a las más altas
esferas de divinidad." Pico della Mirándola (1463 - 1494) Piensa en qué maravilloso es todo lo que existe, que seas capaz
de pensar, de amar, de hacer cosas, de tener una familia, amigos,
ver el mundo con todos sus misterios y bellezas y asombrosa
inmensidad. Todo esto que te rodea, existe para ti.
Tú eres la persona más importante en tu vida. Tú eres el centro
del universo. En este mismo momento, el mundo existe para ti,
gracias a ti.
Tú vives en tu mundo propio, tu mundo personal. Esta es una
tremenda responsabilidad, tener todo el mundo sobre tus
hombros.
Pero al mismo tiempo, es una oportunidad ilimitada. Tú puedes
hacer tu propio mundo a tu gusto. Tus deseos son tus órdenes.
¿Quieres que tu mundo sea mejor? Pues hazlo mejor, ¡puedes
hacerlo!
Recuerda, estoy hablando de tu mundo. ¿Quieres que tu mundo
esté lleno de amor? Comienza por amar, extiende tu amor tan
lejos como puedas, envuélvete en amor, deja que infunda cada
palabra tuya, cada uno de tus actos.
Y tu mundo estará lleno de amor.
Tu mundo es todo y todos los que están en contacto contigo, tu
hogar, tu familia, amigos, compañeros de escuela, de trabajo,
conocidos.
La vida moderna ha extendido enormemente tu mundo. Piensa en
el teléfono, la televisión, el Internet. Los viajes son más sencillos,
rápidos, más baratos.
Esto significa que lo que haces, lo que dices y lo que escribes
tienen mucho más impacto, más resonancia que en siglos
pasados. Mejorando tu mundo mejoras el mundo en general,
porque estás en contacto con un círculo cada vez mayor de
personas, y las distancias ya no significan nada. 17
Iniciación
No podemos comprender a Dios sin una preparación previa, un
proceso de desarrollo interior. Los antiguos lo llamaban
"iniciación". Generalmente se referían a una ceremonia en la que
el individuo experimentaba de forma simbólica la muerte y la
resurrección. El neófito (y la palabra griega significa recién
plantado) comienza una nueva vida, con nuevas posibilidades.
Otra explicación es que el Iniciado comienza a pensar de manera
distinta, a ver el mundo de otra forma. Habiendo recibido la "luz"
de la iniciación, del entendimiento, el Iniciado es capaz de
aprehender cosas que antes le estaban ocultas. En las escrituras
hindúes la palabra vidya significa el conocimiento, la
comprensión, e igualmente significa la luz.
La iniciación es un renacimiento simbólico. Pero pensemos un
momento, ¿acaso no nacemos de nuevo cada día, al
despertarnos? Cada día es el primer día del resto de tu vida. Cada día puedes comenzar su nueva vida con la mente fresca,
con nuevas oportunidades abiertas, nuevas aspiraciones, mejores
armas espirituales para enfrentar los desafíos que te traiga el día.
Un momento. ¿Por qué sólo en la mañana, al despertar? En
realidad, cada hora, cada minuto estas naciendo de nuevo. En
este mismo momento, ya no eres lo que eras hace unos minutos
cuando abriste el libro. Ahora eres otra persona, con nuevos
conocimientos, nueva comprensión, preparado para comenzar tu
nueva vida con confianza en ti mismo y en el amor de Dios.
¡Bienvenido a tu nueva vida!
18
La reacción es tuya
Sufrimos principalmente no por nuestros
vicios o nuestras debilidades, sino por
nuestras ilusiones. Nos persigue, no la
realidad, sino esas imágenes que hemos
colocado en lugar de la realidad.
Daniel J. Boorstin
La mayoría de las veces, uno no puede cambiar lo que nos
sucede, Muy poco de lo que nos sucede está bajo nuestro control.
Cómo reaccionamos, en cambio, está Completamente en
nuestras manos. Los actos que te afectan están fuera de tu
control, pero tu reacción es tuya propia.
Reaccionar de manera correcta no es fácil. El instinto nos mueve
a decir o hacer algo, mientras que nuestro intelecto nos dice otra
cosa. Se necesita hacer un esfuerzo, un verdadero trabajo para
acostumbrarse a pensar de forma positiva, para controlar tus
palabras, tus actos, y finalmente controlar tu pensamiento.
Toma un ejemplo. Estás manejando en medio del tráfico, y otro
coche se mete delante de ti obligándote a frenar para evitar el
choque. Puedes enojarte, maldecir al otro conductor que actuó de
manera agresiva e irresponsable. O puedes disminuir la marcha,
dejar que se aleje. ¿Qué importancia tiene si va a ganar un par de
segundos con su maniobra (que probablemente los va a perder
igual en el semáforo siguiente)?
Es difícil, sin duda alguna. Estamos genéticamente diseñados
para reaccionar ante la agresión ya sea luchando o escapando.
Preferiblemente luchando.
Pero tú eres el que puede decidir. Lo que hizo el otro no lo
puedes cambiar, ni le podrás enseñar a manejar mejor. Lo único
que sí puedes cambiar es tu propia reacción.
Con fe en tus poderes, en tu superior comprensión de la vida,
prestarás atención a esa pequeña voz en tu interior que te indica
lo que está bien y lo que no, y enfrentarás los hechos con calma y
confianza.
Tú eres dueño de tus palabras y tus actos.
Tú eres dueño de ti mismo.
19
El instinto
Hay que tener cuidado del instinto. Los instintos humanos se han
desarrollado en el curso de muchos miles de años, destinados a
preservar tu vida para que la especie sobreviva. Por eso, el
instinto te obliga a responder a una amenaza ya sea luchando o
escapando.
Estas son las reacciones instintivas. Lucha si crees ser
más fuerte que tu enemigo. Escapa si crees lo contrario.
La supervivencia es el objetivo en ambas maneras de
reaccionar.
Estas reacciones son comprensibles dentro del marco de
un mundo primitivo, cuando los seres humanos estaban recién
diferenciándose de los animales.
De manera que tenemos la tendencia de seguir
reaccionando de la misma forma cuando estamos frente a una
amenaza, o un desafío de cualquier naturaleza.
Lucha o huye.
Tenemos que sobreponernos al instinto, mediante la
reflexión. Si encontramos un desafío tenemos que hacer una
pausa, observar, analizar, decidir cuál reacción será la mejor para
nuestra vida futura. Sólo entonces reaccionar. El pensamiento
debe preceder a la acción, no ser posterior a ella.
Cuando actuamos de forma instintiva, es posible que
actuemos de forma irracional. Después buscamos excusas para
justificar nuestros actos. No sólo para explicarlo a otros, sino más
importante, para justificarnos a nosotros mismos. Esto conduce a
engañarse, a vivir en un mundo ilusorio donde uno jamás se
equivoca, pero en lo profundo del corazón, uno sabe que no es
cierto, y entonces uno está enojado con si mismo, y transfiere
este enojo a los demás, y se pone irritable, huraño, iracundo.
Todo esto como resultado de nuestras reacciones
instintivas.
Piensa antes de luchar o huir. 20
Conciencia
Hay que estar consciente del propio
cuerpo, de la propia salud.
Estarás consciente de tu familia, tus
amigos, tus compañeros de trabajo.
¿Qué significa, estar consciente de tu
cuerpo? Siente en este momento cómo
estás sentado, si tu cuerpo está derecho
o inclinado, si tu espalda toca el respaldo
de la silla. ¿Tus brazos estás
confortables? ¿Tu cabeza está bien
apoyada por la columna?
Enfoca tu atención en cada parte del cuerpo, comenzando con los
pies. Siente los dedos de los pies, mueve cada pie
separadamente, sigue prestando atención a medida que subes
mentalmente por su cuerpo hasta llegar al cuello, cara, ojos,
¿estás entrecerrando los ojos? ¿Es la luz suficiente? ¿Te pican
los ojos, los sientes irritados?
Tu mente y tu cuerpo son una unidad, no es que estén
conectados, sino que son una sola cosa, indivisible. Las
condiciones de tu cuerpo afectan tu manera de pensar, de sentir,
de actuar; y viceversa, tus pensamientos afectan tu cuerpo. Si
estás triste, lloras. Si estás alegre, ríes, si algo te espanta tu
corazón late más rápido. Estas son reacciones de tu cuerpo a tus
pensamientos, tus sentimientos. Las lágrimas y la risa son las
expresiones físicas de lo que pasa en tu cerebro, en tu mente.
Cuida tu cuerpo con infinito cariño. Es el único que vas a tener en
esta vida.
Y presta atención a los demás, cómo actúan, como hablan, por
qué hacen las cosas que hacen. La forma de actuar de los demás, sus movimientos y sus palabras, reflejan lo que pasa en
sus mentes. Presta atención a su "body language", sus actitudes.
También presta atención a tu entorno, tu calle, tu hogar, la oficina.
Mira todo como si lo estuvieras viendo por primera vez.
Observa, juzga, tente alerta durante todas tus horas de vigilia.
21
Concentración
El maestro de Zen, Osho, decía que
en todo momento es posible ser
total.
¿Qué quería decir con eso?
Que hagas lo que hagas, hazlo con una
concentración absoluta, que tu mente se
concentre en lo que estás haciendo con exclusión de todo lo
demás; eso es la llamada totalidad. No se alcanza fácilmente, se
necesita mucha práctica y esfuerzo, pero a medida que progreses
en este camino, se hará más fácil.
A veces comenzamos a hacer algo, y luego se nos ocurre que
otra cosa es más urgente, y así, poco a poco, tratamos de hacer
varias cosas a la vez. Eso es lo opuesto a la totalidad.
Concéntrate en una cosa a la vez, pero con concentración total.
Otra cosa que acostumbramos hacer es divagar, pensar
libremente, dejando que vengan los pensamientos y saltamos de
uno a otro, calculando, recordando. No te dejes llevar por la
molicie mental. Concentra tus pensamientos. Ser total es actuar como los gimnastas voladores en el circo. Si
se distraen un momento, es inevitable caer. Por eso, ellos están
totalmente concentrados en lo que están haciendo.
Te repito, no es fácil comenzar. Pero una escala se sube un
peldaño a la vez.
22
Ámate a ti mismo
Los griegos tenían un famoso lema: ¡Conócete a ti mismo! El
conocimiento del mundo comienza con el conocimiento propio, la
autorreflexión. Los alquimistas tenían otro lema: VITRIOL. Estas
son las siglas de una expresión en latín: Visita Interiora Terrae
Rectificando Invenies Ocultum Lapidem. Quiere decir: Visita el
interior de la tierra y purificando encontrarás la oculta piedra. La tierra es la personalidad de la persona, que debe ser
purificada, es decir, los impulsos negativos que contenga tienen
que ser eliminados para revelar la piedra oculta, la proverbial
piedra filosofal, que es ni más ni menos que la comprensión. En
hebreo, la piedra (even) y la comprensión (havaná) están cerca
una de otra.
Pero, ¿qué herramienta podemos utilizar para ejecutar la
purificación prescrita? La reflexión, sin duda, las virtudes, pero
especialmente el amor, la propiedad del alma que incorpora todas
las fuerzas positivas y creativas del espíritu, la luz que disipa las
tinieblas.
Y el amor, para que germine y florezca y se extienda, debe
comenzar con uno mismo. Tú mismo eres un maravilloso ser
humano; reconocer esto es el primer paso para amar a otros. Si
uno ama a otros sin tener amor hacia sí mismo, el amor no tiene
raíces, es inestable y pronto se marchita y desaparece.
Sobre la puerta de tu mente, escribe la leyenda: Ámate a ti
mismo.
23
Hacer un mundo mejor
“Demasiado a menudo subestimamos el poder
de un toque, una sonrisa, una palabra amable,
un oído atento, un honesto cumplido o el menor
gesto de cariño, todo lo cual tiene el potencial
de transformar una vida”.Leo Buscaglia
La mayoría de las personas quisieran vivir en
un mundo mejor. Estoy seguro que tú, quien
lees estas líneas, también lo quisieras. Pero, ¿cómo podemos hacer mejor el mundo? Mejorar el mundo es una
tarea hercúlea, muy superior a la capacidad de la mayoría de las
personas. Hay quienes inventan nuevos medicamentos, diseñan
nuevos instrumentos y máquinas que mejoran la vida de los
demás, Otros hacen leyes, no siempre buenas, lamentablemente,
y algunos defienden tu seguridad, tu vida, muchas veces con
riesgo de la suya. Todos ellos están tratando de hacer un mundo
mejor. Pero quizás tú no estás en esa compañía. ¿Qué puedes
hacer?
Espera un momento, No es necesario pensar en gran escala.
Pensemos en pequeño. Si bien mejorar el mundo no está al
alcance de todos, mejorarse a sí mismo lo puede hacer
cualquiera, y hacer el bien no requiere capitales
inconmensurables, sino un pequeño capital de amor.
Una palabra cariñosa a un amigo, darle un beso a un niño,
sonreírle a un vecino, ¿no hacen mejor su mundo? Cada persona
vive en su propio mundo, y el mundo entero está compuesto por
la totalidad de esos pequeños mundos individuales.
Comienza con tu pequeño mundo que te rodea, y como las ondas
electromagnéticas emitidas por la antena de una transmisora que
dan la vuelta al mundo, lo que hagas repercutirá y se expandirá y
tendrá resultados que no serás capaz de imaginar.
24
Mejorando tu casa
¿Dónde vives? Vives en tu casa, por
supuesto, o en un departamento, un chalet,
o una habitación en un dormitorio, o en un
hotel, o en un trailer. Allí es donde vives.
¿Eso es todo?
Tu cuerpo vive allí, en el plano físico, pero tu mente vive en otro
plano, en el plano mental, fuera del plano físico.
Te gusta que tu casa esté limpia y ordenada, bien arreglada,
confortable, atractiva. Lo mismo se aplica a tu mente, el lugar
donde vives mentalmente.
Así como arreglas los muebles de tu hogar, pintas las paredes,
instalas lámparas para iluminar los cuartos, también arreglas tus
pensamientos. Asegúrate que tus pensamientos sean limpios,
agradables, positivos, que te ayuden a hacer tu vida hermosa.
Mira un nuevo cuadro, huele un perfume, camina a la orilla del
mar, deja correr la imaginación y disfruta de todas las maravillas
de la existencia.
Evita los pensamientos que envenenan el alma, que ensucian tu
mente. No pienses en las cosas que podías haber hecho y no
hiciste. No pienses en los que te dañaron alguna vez. Tú no
tienes la culpa, y ya es el pasado, son cosas muertas. Déjalas en
paz.
Lee una poesía cada día, escucha buena música, siéntate y
descansa y piensa en qué es lo que quería decir el poeta cuando
escribió sus estrofas.
Una mente activa, inquisitiva, positiva es no menos importante
que un cuerpo hermoso.
25
Esperando el momento apropiado
Muchas veces tenemos la intención, o el deseo
de hacer algo, pero esperamos el momento
apropiado. Puede ser un viaje, o estudiar una
nueva materia, o cambiar de carrera, o tomar vacaciones con el cónyuge sin los niños. En fin, en el curso de la
vida existen muchas decisiones de esa naturaleza, que
postergamos hasta una mejor oportunidad.
El problema es que la oportunidad nunca llega, o a veces llega
tarde. El tiempo es el único capital irreemplazable, y cuando se
termina, se acabó.
Lo importante, entonces, es aprovechar cada día, cada hora, y
crear las oportunidades, no esperar que se produzcan.
El futuro es el presente repetido innumerables veces, de modo
que lo que quisiéramos hacer en el futuro, comencemos ahora, en
este infinitesimal período de tiempo entre el pasado congelado y
el futuro nonato, pues es en ese filo de la navaja del tiempo que
vivimos.
No hay que dilatar, postergar, diferir, porque no tendrás nunca la
seguridad de que ha llegado el momento correcto para actuar. En
cada instante hay obligaciones, requerimientos, urgencias que
atender, estás demasiado ocupado; demasiado cansado.
Coge el momento. Hamlet no ganó nada postergando su decisión,
y mira cómo terminó, muriendo al final, de modo que todas sus
vacilaciones fueron estériles.
No esperes. Tu vida comienza ahora, ¡comienza a vivir! 26
Nunca levantes las manos
No te des por vencido jamás.
Perder la esperanza es perder la
batalla. Muchas veces en tu vida
puedes haber sentido que no es
posible tener éxito, solucionar el
problema. Se acabó y el juego y
perdiste.
Falso. El juego de la vida no termina nunca, mientras respires y
pienses. ¿Se cierra una puerta? Pues hay otra que se abre, o
varias. Las oportunidades te esperan a la vuelta de la esquina.
Edison dijo una vez que el genio es 10 por ciento de inspiración y
90 por ciento de transpiración. Para inventar la lámpara eléctrica
tuvo que repetir miles de experimentos buscando el material
apropiado para hacer el filamento. Cada experimento resultaba en
un nuevo fracaso. Pero Edison nunca levantó las manos, siguió
buscando, hasta que lo encontró, y así también inventó el
gramófono y muchas otras cosas. Siempre experimentando,
muchas veces fracasando, pero nunca, nunca desesperando.
La historia está llena de ejemplos de hombres y mujeres que
lucharon por una idea, por un ideal, fracasaron una y otra vez,
pero siguieron luchando y al fin tuvieron éxito.
Al nivel personal, cada día enfrentamos numerosos pequeños
problemas. La vida está llena de problemas, de decisiones que
hay que tomar. La respuesta fácil es postergar, considerar el
problema insoluble y abandonar la empresa.
Pogo, el personaje de las historietas, dijo: El mundo está lleno de
oportunidades insuperables. Era un chiste, pero refleja una triste
realidad en muchos casos.
No aceptes que las oportunidades
están rodeadas de obstáculos
insalvables. ¡Sigue adelante!
Nunca levantes las manos.
27
Opuestos
El mundo está lleno de contradicciones,
de cualidades opuestas, direcciones
contrarias: alto y bajo, derecha e
izquierda, calor y frío, recto y curvo, luz
y oscuridad. Ya te expliqué antes,
hablando de Luz y Sombra, que la
sombra no existe, es simplemente la
ausencia de luz.
Alguien escribió que el opuesto del amor no es odio, sino
indiferencia. Lo mismo podría decirse de la ausencia de odio, o la
ausencia de deseo, etc.
Esta es la diferencia entre propiedades del mundo físico, que se
complementan con su opuesto, y las propiedades del mundo
espiritual, que podríamos decir que tienen sólo una dirección. Si
crecen, no tienen límite, pero si disminuyen llegan a cero y
desaparecen.
Sin embargo, esto no es exactamente cierto. Hay sentimientos
que al desaparecer dejan lugar para su opuesto. El ejemplo
clásico es el amor despechado, que se transforma en odio ciego.
Muchas veces nuestros afectos no son correspondidos.
Queremos con gran amor a un niño, lo cuidamos, atendemos a
todas sus necesidades, y cuando crece nos recompensa con
indiferencia, críticas, ignorancia.
Entonces sentimos pesar, y también enojo. Quisiéramos hacerle
pagar por su incomprensión, nos sentimos traicionados, heridos y
quisiéramos que él también sufra como nosotros.
Estamos añadiendo oscuridad a las sombras.
Si tratamos en cambio de añadir amor, encendemos una luz y
otra, hasta que nuestro espíritu se ennoblece y la herida sana.
Con amor el dolor disminuye y desvanece.
Somos los amos y señores de nuestra mente.
28
La importancia de una palabra
Los sabios del Talmud enseñaban que el
mundo se encuentra en equilibrio inestable
entre el bien y el mal. Un pequeño impulso
de un lado lo puede hacer caer. Un buen
acto, una buena palabra, puede salvar el mundo. Por el contrario,
una mala acción puede tener consecuencias fatales para todos.
Esto enseña responsabilidad. Actuando con serenidad, midiendo
nuestros actos y nuestras palabras, aseguramos que el mundo no
caiga en el abismo.
Los sabios también enseñaban que las palabras son más
mortíferas que el acero, porque una espada puede herir sólo a
quien se encuentra al alcance de la mano, pero la maledicencia
puede causar daño y tragedia a miles de kilómetros de distancia,
y puede seguir causando daño por un largo tiempo. Dile a un joven una buena palabra, una palabra de aprecio y
estímulo, y verás como sus ojos brillan, su actitud cambia. La
mayoría de las personas olvidan un favor, pero una palabra de
aliento se recuerda siempre.
Y recuerda de decirles a las personas que quieres, cuánto
las quieres. Nunca es demasiado repetirlo una y otra vez. Esas
son las palabras de oro, que brillarán en la conciencia de quien
las recibe por toda la vida.
29
Paciencia
Una de las más grandes virtudes es la
paciencia. Tú no tienes que hacer un
mundo mejor hoy mismo. No puedes
transformarte en una persona mejor con
un simple pase de varita mágica. Todo
cambio, para ser perdurable, debe
proceder gradualmente; toma tiempo. No importa, si hoy das el
primer paso y tomas la ruta correcta.
Ten paciencia con ti mismo. Tú sabes que eres una buena
persona, no tienes que probarlo a nadie, ni por supuesto a ti
mismo. Pero puedes mejorar. Estas mejorando cada día, de hora
en hora, conscientemente. El hecho que has leído este librito
hasta aquí ya es prueba suficiente.
Planta en tu corazón las semillas de amor y verdad, y
verás como crecen. Alimenta tu amor día a día. Siendo amable
con los demás, serás amable contigo mismo. Haz bien una vez, y
será más fácil la vez siguiente. El bien se acumula, es un capital
que te dará fuerza y claridad.
La fe no nace de la duda sino de la certeza. La certeza de que tú
eres un valioso instrumento para mejorar el mundo.
Ten fe en ti. El universo gira alrededor de ti. Tú eres el
centro. Tú eres la persona más importante del mundo. 30
La paz interior
Todos buscamos la paz interior. En especial
ahora, cuando el ritmo de vida es tan intenso
y nuestras responsabilidades son tan
grandes; parece que nuestro corazón
estuviera a punto de reventar de angustia, de
un salto a otro. En esta época tormentosa,
buscamos recobrar la calma, la paz interior
que teníamos de niños. Esta confianza íntima
que teníamos, que el mundo era bueno y que todo se resolvería
finalmente.
¿Cómo recuperar esa paz interior? Podemos probar de dos
maneras. Podemos buscar el estado de ánimo del niño, su
inocencia, su benevolencia, su generosidad. O bien podemos
seguir una ruta bastante más difícil, cual es buscar la causa de
nuestras ansiedades, para ir eliminándolas poco a poco. Todo
esto, desde luego, es metafórico, porque los procesos internos
del alma no son posibles de describir en palabras.
Primero, hay que entender que la calma puede ser sólo resultado
del contentamiento. Existen dos clases de calma: la calma llena
de tensión (calma antes de la tempestad) y la calma libre de
tensión. La primera es ficticia, es la calma del hombre de
negocios "que no pierde la cabeza" incluso si está abrumado de
problemas urgentes que requieren su atención. Más tarde o más
temprano las tensiones acumuladas sobrepasan el límite de su
resistencia, y entonces sobreviene el "breakdown", la crisis
nerviosa, o sucede algo peor.
Lo que tenemos que buscar, entonces, es la calma verdadera, sin
tensiones subterráneas ni energías reprimidas (si bien mediante
nuestra calma interior liberaremos energías insospechadas).
La tensión se produce por oposición o conflicto. En general, se
puede decir que el más impor